Ningún discurso puede hacer comprender la Esencia, nuestro estado original. Solo la experiencia directa, en silencio, puede dar con ello. Es necesario desarrollar una mente que comprenda más allá de las palabras, con el silencio. Una mente así puede experimentar la fuerza de algo realmente original.
La esencia no puede entrar dentro del discurso y está más allá de las categorías. La vía del Reiki, al igual que la práctica del za-zen, es una forma de despertar, de encontrar nuestra más alta dimensión: la esencia sin identificación, sin intención, sin limites. Esa es la meta del Reiki.
Para ello la practica, debe ser diaria, como es todo lo que realizamos cotidianamente. La finalidad de la práctica Reiki, es la recuperación del estado original: un ser sano y feliz, esa es nuestra esencia. El punto de partida para lograrlo es el tratamiento físico, que tiene como principio terapéutico, la conservación y pureza de nuestra energía interna. Al igual que el círculo del Zen, principio y fin de confunden. Pues, aunque la meta sea la felicidad, ésta se siente desde el principio.
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